Esta Semana Santa quisimos llevarle a sus hogares, desde el lugar donde están viviendo la Cuarentena producto de esta Pandemia que estamos viviendo, un hermoso retiro preparado por la Hermana Licarayén Torres (Dominica de la Presentación) y por el Padre José Pablo Valencia (Sacerdote Diocesano de Valparaíso). Este retiro comenzó el día Jueves Santo a las 11:00 hrs por la plataforma Instagram Live y termina el día Domingo de Resurrección, cada día consta de dos momentos, una primera parte en la mañana donde se nos invita a reflexionar y meditar un tema central, y luego por la tarde la hermana Lica y el padre Jota se conectan para compartir las reflexiones, comentarios o preguntas que cada uno aporta.

Primer Bloque: Chile ¿una mesa para todos?

El Padre Jota (José Pablo Valencia), sacerdote de la diócesis de Valparaíso, en este bloque nos invita a reflexionar sobre nuestra realidad actual con la pregunta: ¿es Chile una mesa donde estén todos? ¿dónde se incluyan a todos? Donde a pesar de nuestras diferencias sabemos unirnos y construir un lugar mejor. En la misma lógica nos hacemos la pregunta ¿La Iglesia es una mesa donde caben todos? ¿o son sólo mesas parceladas? ¿sólo mesas donde están algunos pocos? 

Reflexionamos con el texto de Pedro Casáldiga "Mi cuerpo es comida"  

 Mis manos, esas manos y Tus manos.
Hacemos este Gesto, compartida 
La mesa y el destino, como hermanos.
Las vidas en Tu muerte y en Tu vida.

Unidos en el pan los muchos granos,
Iremos aprendiendo a ser la unida
Ciudad de Dios, Ciudad de los humanos.
Comiéndote, sabremos ser comida.

El vino de sus venas nos provoca.
El pan, que ellos no tienen, nos convoca
A ser Contigo el pan de cada día.
Llamados por la luz de Tu memoria,
Marchamos hacia el Reino haciendo Historia,
Fraterna y subversiva Eucaristía. 

Segundo Bloque: Dios hondamente humano

La Hermana Licarayén (Dominica de la Presentación) nos invita a reflexionar desde un lugar muy importante e íntimo de nuestros hogares: el dormitorio. Un lugar de encuentro con uno mismo, donde se es tal cual es, desojado de todo, sin maquillajes, sin ropajes, donde sólo estás tú y tu intimidad. Y bajo esta analogía reflexionamos sobre Dios hecho hombre, hecho persona tal cual somos. Un Dios despojado de todo lo mundano y queriendo adentrarse en nuestro sufrimiento.  

Reflexionamos con un poema del Padre Esteban Gumucio ss.cc 

"Aún no me llames Dios, espera. 
Resiste un poco de tiempo contigo.
Tal vez un cuarto silencioso, un sendero, un rincón tranquilo,
Y calla, amigo,
Aún no me llames Dios.
Escucha, observa, aguarda y entraré,
Oscuramente, acaso,
Tan leve como el aire
En silencio paso.

Aún no me llames Dios, espera.
Déjame vestirte vacíos
De hábitos sin nombres,
De sólo comienzos y rocíos,
De alturas y distancias,
De aguas infinitas, puras.
Aún no me llames Dios.
Acerca tu oído a mi palabra
Y oirás de oídas
En la humana voz del hijo,
Mis campanas, mis campanas" 

Tercer Bloque: El Silencio de la Muerte

El Padre Jota nos invitar a meditar sobre la significación e importancia del silencio, "el tiempo del silencio". Ese silencio que viene luego de sufrir un dolor, una pérdida, una situación desgarradora. Ese silencio que es necesario para sanar heridas. 

Por eso es importante el silencio, es un espacio de soledad, de intimidad, en un mundo donde todo lo queremos rápido y donde ya no hay espacios ni tiempos para el silencio. 

 Pero también, desde otra perspectiva, el silencio de la muerte habla de una indiferencia en el mundo actual, un silencio propio ante la muerte del otro (una muerte en vida, no necesariamente del cuerpo), un silencio indiferente ante el dolor del otro.